La combinación de esas dos palabras: Comunicación + Adolescentes, parece no tener una sólida respuesta. Es la etapa de la vida en que se definen formas, rasgos, estatura y muchas otras que tienen que ver con la adultez. Se manejan más el carácter y las emociones que la razón y la capacidad para comunicarse.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido la adolescencia entre los 10 y los 19 años. Es una edad crucial para el ser humano ya que a partir de la pubertad, se experimentan cambios en la personalidad. La sexualidad se presenta con sus múltiples emociones, se hace presente la ideología y las áreas del conocimiento. Veamos qué dice una experta en adolescentes.
ESTRATEGIAS PARA COMUNICARSE CON ADOLESCENTES
Lucía Galán pediatra y premio de la Organización Médica Colegial de España, quien también es miembro del consejo asesor de la Unicef, resume sus recomendaciones. Reflexión, calma y escucha. Son los tres mejores consejos de acuerdo a su experiencia.
Su invitación a reflexionar sobre cualquier comportamiento adolescente, lo combinó con el hecho de que el ciclo de pandemia obligó a la transformación de los espacios, a compartir distinto y a mantenerse en casa cuando todos queremos estar afuera. Estas medidas intensificaron ciertas conductas, pero con una reflexión conjunta se han obtenido importantes avances.
La calma ante todo. No se puede pensar en estados iracundos, y la comunicación se distorsiona cuando ambas partes se encuentran sin calma. Es momento de respirar y hacer acuerdos de convivencia, donde cada uno esté dispuesto a ceder y a respetar.
Escuchar es una de las maneras más efectivas para generar comprensión. Muchos hijos deciden aislarse, y se les debe dar su espacio sin descuidar otros aspectos que solo ellos saben expresar. Se debe destinar tiempo para oírlos y motivar actividades en conjunto.
Los mayores trastornos se dan en la adolescencia. Anorexia, bulimia, fobias, depresión y ansiedad. Todos ellos afectan el autoconcepto y la autoestima. Si su hijo sufre cualquiera de ellos, debe ver a un especialista. Vea “Tener un hijo favorito es mito o realidad”.