Aquí tienes algunos hábitos simples que te pueden ayudar a gastar menos dinero, así que “empieza a ahorrar cada día más”.
Establecer un presupuesto
No es realista pensar que nunca volverás a derrochar en entradas para un evento o en una cena fuera de casa. Pero un presupuesto que empiece por cubrir los gastos necesarios y reserve una buena cantidad para los días de vacas flacas puede incluir también un poco de espacio para las cosas divertidas. Hay varios tipos de presupuestos. Uno de los más populares es aquel en el que se asigna un “trabajo” a cada euro del que se dispone actualmente. Cuando se te acaban los euros asignados a comprar comida en restaurantes, sabes que no puedes salir a comer, aunque tengas una buena cantidad en tu cuenta corriente: Esos euros ya tienen otros trabajos que hacer.
Aprenda a comprobar sus aplicaciones
Si utilizas aplicaciones bancarias y de tarjetas de crédito, acostúmbrate a consultarlas con regularidad. Mucha gente encuentra su mayor éxito cuando comprueba su presupuesto a diario; como mínimo, échale un vistazo antes de gastar dinero. También es importante que vigiles tu situación financiera para poder detectar errores como los cargos dobles.
Comer en casa
La comida es un gasto importante. Los comestibles ya son bastante caros, pero tener los hábito de comer fuera puede ser un auténtico quebranto para el presupuesto de muchas personas. Si aprende a reservar el salir a comer fuera para un capricho especial en lugar de para una comodidad rápida, marcará una gran diferencia en su vida financiera. Cuando revisó sus gastos, debería haber identificado pautas sobre dónde y cuándo come fuera. ¿Suele pedir comida para llevar cuando no tiene comida a mano o está demasiado cansado para preparar la cena? Lleva algunas barritas de proteínas en el bolso e incluye algunas cenas rápidas (platos congelados o pollo asado) en tu pedido. ¿Gastas mucho en café y en salir con los amigos? Invítalos a casa o planifica una salida económica, como una excursión o un pícnic.
Imponer un periodo de reflexión
Las compras impulsivas arruinan el presupuesto. Cuando sientas la tentación de comprar algo que no habías planeado, ponte la norma y tener los hábitos de pensar en la compra durante al menos tres días antes de apretar el gatillo. Una vez que hayas tenido tiempo de creerlo, puede que te des cuenta de que en realidad no necesitabas gastarte el dinero.