El optimismo es la actitud que debemos tener para prolongar la vida. Así lo indica un estudio realizado por la Escuela de Medicina de Boston y siendo así, es momento de ver la mitad llena del vaso. Pero ¿será posible cambiar las estructuras mentales de aquellos que ven el pesimismo como la única manera? Veamos algunas recomendaciones.
Reconocer el problema. El primer paso para practicar el optimismo, es identificar el problema sin caer en el hueco sin fondo. La profundidad de este hoyo indica que todo va a salir mal a pesar de los esfuerzos. El él también se evalúan todas las probabilidades de que no salga nada bien y surgen las terribles frases: Esto siempre me pasa a mí, es mi culpa, lo malo me persigue.
La psicóloga Allison Funk, especialista en terapia cognitiva explica que estas ideas están apegadas al área cognitiva, es decir que las personas aprendieron estas maneras. En este punto sugiere la revisión de estos comportamientos, desglosando cada una de esas frases y dándole la vuelta hasta mostrar lo contrario.
Sea agradecido. Quejarse no remedia los problemas, al contrario nos sumerge en un espacio donde no se ven las soluciones. Sugiere la doctora Funk que escriba cinco cosas por las cuales está dispuesto a dar gracias. Sólo este ejercicio nos ayudará a practicar esta virtud y a reconocer que no todo está perdido. Vea “La risoterapia y sus virtudes”.
La psicóloga Laura Rojas cuenta que en períodos de pandemia estuvo trabajando hasta 15 horas diarias, ayudando a personas en fuertes estados de sufrimiento. Al final del día y a pesar de todo su cansancio, se tomaba un momento para escribir en su cuaderno algunas cosas positivas. De esta manera cerraba el día agradeciendo y reconociendo que algo positivo ocurría.
La desilusión sí existe. A pesar de trabajar en el optimismo, se debe tener presente que las cosas malas también ocurren. A pesar de ello, pero se debe plantear la idea de que somos capaces de salir adelante.
El entusiasmo se planifica. Sólo las vacaciones no generan placer. Hay muchas pequeñas cosas que se pueden hacer para sentirse bien. Reunirse con amigos, comer un helado o tomar un café, pueden marcar la diferencia en esos días donde las sombras quieren predominar.
Converse consigo mismo. Esa lucha interior debe terminar. Converse consigo mismo y dígase que las cosas si van a mejorar, que si pueden ser diferentes.
